miércoles, 15 de enero de 2014

Cuestión de fe

La gran cantidad de respuestas que nos ha proporcionado la ciencia puede ser uno de los motivos por los cuales la gente no precisa el acudir a los mitos o el creer en Dios para explicar la naturaleza que nos rodea, de hecho el posicionamientos de los creyentes en los últimos siglos era el de creer en Dios simplemente para salvaguardar la idea de la vida después de la muerte, porque como decía Unamuno en boca de un paisano “sino ¿para qué Dios?”. Pero independientemente de las causas lo cierto es que mucha gente ya no cree en Dios.

La actitud de muchos ateos ante los creyentes religiosos en muchos casos es el de la crítica exacerbada, en contra de lo irracional de sus creencias o hablando de que no es necesaria la existencia de Dios para explicar el mundo que nos rodea, para eso ya está la física, la química o la biología, sin embargo es curioso que critiquen era irracionalidad cuando la mayoría de la gente sigue siendo creyente.

Pregúntale a alguien que hay que hacer para cambiar las cosas, pregúntale como se cambias las cosas, no te darán una respuesta lógica y razonada, no te dirán que para cambiar las cosas tiene que ser uno mismo el que las cambie, no te dirán que se cambian con cada acto cotidiano, empezando con nuestra mentalidad, la del vecino o el amigo hasta modificando nuestras costumbres y hábitos, no te dirán que hay que empezar ahora, que este es el momento. No, no te dirán nada de eso, se pondrán muy místicos y con un todo de revelación te dirán que eso sólo lo cambiará “otro”, que es una especie de personaje mítico que nos conducirá a la salvación como la hizo Moisés con los hebreos o como lo hizo Noé con los suyos, te dirán que todavía no es el momento, que llegará como llegará el día del juicio final o como llegó el día en el que el salvador bajó de los cielos, te dirán que para cambiar algo se necesita de un gran acto revolucionario, de grandes gestas, como se necesitó del gran diluvio o de la tormenta de fuego que asoló Sodoma y Gomorra para acabar con el pecado o como fueron necesarias las diez plagas en Egipto para liberar a los hebreos.

¡Que venga Dios y lo vea! ¡El mundo todavía sigue plagado de creyentes! sólo nos queda encomendarnos a él, esperar a que nos mande al elegido, que se le revele, le encomiende la misión y luego le eche una mano con algún gesto que acojone a los opresores y los malos, mientras tanto, a esperar a que alguien nos libere, a esperar a ese “gran otro” que nos salve. Así que ya sabes lo que hacer, esperar, que si no resucita Jesús ya vendrá Superman.


Dios, el gran Otro, elegido, españa, Lenin, revolución, Supermán, Unamuno, Zizek
Imagen obtenida en http://fav.me/d1k2vtl

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